Estos
días con el tema de la abdicación de Juan Carlos I, estoy oyendo que sería
bueno preguntar a la ciudadanía si queremos seguir como estamos o convertirnos
en una república.
Para
que el hipotético referéndum aconteciera, se deberían dar entre otras cosas, un
cambio en la Constitución y, dado que los dos partidos mayoritarios no creo que
estén por la labor, y que el resto de partidos, principalmente los
nacionalistas e independentistas vascos y catalanes, mirarían de sacar el
máximo partido de ese nuevo redactado, con lo que harían el consenso poco menos
que imposible.
El
rey, de acuerdo a la legalidad actual, reina, pero no gobierna, es decir, su
papel se limita a sancionar las leyes que le ponen delante y a hacer de
relaciones públicas por el mundo.
El
presidente de la III República, haría más o menos lo mismo, así que a nivel
funcional, no creo que hubiera cambios.
El
presupuesto de la casa real para 2014 es de 7,7 millones de euros, a lo que
supongo que habrá que añadir lo que origina de gasto en el ministerio de
interior, asuntos exteriores y demás, lo que seguro que hace aumentar la cifra.
Ahora
bien, en el 2012 los partidos políticos se repartieron 44,5 millones de euros
para sufragar sus gastos electorales, eso es seis veces más que el presupuesto
de la casa real, y supongo que el gasto también lo harían en unas elecciones a
la presidencia de la república, con lo cual, económicamente, salimos perdiendo.
Hasta
los resbalones de Juan Carlos primero, y patinazos del yerno y demás familia
después, la casa real gozaba a nivel interno de buena imagen, y esa buena
imagen, más o menos la sigue manteniendo en el exterior, así que cada vez que
el rey viaja por esos mundos, se lleva consigo un buen montón de empresarios
que suelen volver con unos cuantos contratos para sus empresas.
Lo
mismo se iba Ecuador o recibía a Chavez (antes del famoso “por qué no te
callas) que se daba un garbeo por las monarquías del Golfo Pérsico o por países
de África, es decir, se relaciona con mandatarios de todo pelaje y condición y
siempre era recibido.
Decimos
que nosotros queremos elegir a nuestro
jefe del estado.
Pero
¿De verdad lo elegiremos nosotros?
El
cargo de Presidente de la República es el estante perfecto para colocar ese “gran
jarrón chino” en palabras de Felipe González, que es un expresidente de
gobierno.
¿No
será que los partidos nos darán a elegir entre sus candidatos?
Y a
ver que todos los que más o menos creemos conocer al personal, ¿a quién creéis
que pondrán los partidos en la foto?
Pues
personalmente creo que ahora mismo el PSOE pondría a sus expresidentes, González o Zapatero, y el PP a Aznar o a
alguien que crea que puede trepar (ojito con Esperanza Aguirre).
Así
que de momento, no por una cuestión ideológica, sino económica y diplomática,
casi que prefiero quedarme como estoy, y ver si el futuro Felipe VI es capaz de
afrontar el marronazo que le ha pasado su padre.
Y
si no, siempre hay tiempo de cambiar.
Las cifras las he sacado de estas webs.