lunes, 4 de marzo de 2013

EL RELOJ DE CARRASCOSA



El reloj del ayuntamiento de Carrascosa marca la hora que le da la gana, pero da las horas bien.

Entre toque y toque, el sol recorre su camino, pero las agujas lo miden de modo diferente.
Puede que veas que son las diez y cuarto, pero lo oigas sonar tres veces, o que suena ocho veces cuando marca las dos.
Tiene una explicación que va más allá de la técnica, la desincronización, o que el relojero es un manta.
En Carrascosa el tiempo parece no existir aunque no se para.
Cuando llegas a Carrascosa para pasar unos días, nunca llegas solo. Va contigo toda una carga de recuerdos.
Te olvidas de que han pasado unos meses, un año, una década…
Vuelves a ser el chaval que guardaba su equipo de chapas Orange Crush en una caja de Farias, el que aprendía a tirar piedras a "sobaquillo", el que jugaba partidos de fútbol o baloncesto con los amigos temiendo las patadas de Terri o los tapones de Villa.
El que se colaba en el salón para ver bailar a los mayores y luego tenía que salir corriendo a la que lo pillaban
El mismo chaval que cuando no había coche se iba a Valsalobre andando y se jugaba a las canicas con Alberto quien sacaba a bailar a la fea. El que se sacaba unas perrillas segando espliego para luego comprar tabaco a medias y tomarse sus primeros botellines.
Así, con esa carga llegas a Carrascosa.
Uno camina por sus calles y las ve siempre igual, y no hace falta que suene el reloj, para que antes de comer o de cenar nos juntemos en el bar a la Hora del Botellín a recordar aquella época mientras vemos a los zagales buscando wi-fi; y después de alimentarnos nos volvamos a juntar porque es la Hora de la Partida. Sin prisas, si no estás no pasa nada.
Sabes que de ese chaval y sus andanzas sólo queda el recuerdo, pero te da igual, ya no estás para jugar al fútbol ni para subirte a los robles de la Dehesa, y mucho menos estás para irte a la Hoz Somera o a la Herrería cargando a medias una caja de botellines. Tienes otras responsabilidades, otros intereses, recuerdos de otros lugares u otras personas, proyectos…
Pero cuando llegas a Carrascosa el tiempo se para y lo de fuera deja por un tiempo de importar.
Por éso, siempre que puedo voy.
Por éso decimos que Carrascosa es otra cosa.

1 comentario:

  1. Hola taxi driver, como siempre, ha sido todo un placer este ratito de lectura que me permite conocer mas a tu pueblo y a ti. No dejes de escribir desde tu " semáforo en rojo"

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